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La OMS borra la inmunidad natural de grupo de su sitio web
Artículo en American Institute for Economic Research, por Jeffrey A. Tucker
¿Tal vez tienes la sensación de que algo sospechoso está pasando? Yo, igual. Si no es una cosa, es otra.
El Coronavirus vivía en las superficies de las cosas hasta que ya no. Las mascarillas no funcionaban hasta que lo hicieron; luego ya no lo hicieron. Hay trasmisión asintomática, esceptuando que no la hay. Los encierros funcionan para controlar el virus, escepto que no lo hacen. Toda esta gente sin síntomas está enferma hasta que, ¡vaya!, las pruebas de PCR son muy inessactas porque nunca se pensó que fueran herramientas de diagnóstico. Todos están en peligro por el virus, escepto que no lo están. Se propaga en las escuelas, escepto que no lo hace.
Y en este plan. Todos los días. No es de estrañar que tanta gente haya dejado de creer en todo lo que dicen las "autoridades de salud pública". En combinación con los gobernadores y otros autócratas haciendo su voluntad, se propusieron quitar la libertad y los derechos humanos y esperaban que se lo agradeciéramos por salvar nuestras vidas. En algún momento de este año (para mí fue el 12 de marzo) la vida comenzó a parecer una novela distópica.
Pues bueno, ahora tengo otra prueba que añadir al saco. La Organización Mundial de la Salud, por razones desconocidas, ha cambiado repentinamente su definición de un concepto central de la inmunología: la inmunidad grupo (o de rebaño). Su descubrimiento fue uno de los mayores logros de la ciencia del siglo XX. Surgió gradualmente en la década de 1920, y luego se fue refinando cada vez más a lo largo del siglo XX.
La inmunidad de grupo es una osservación fascinante que se puede rastrear hasta la realidad biológica o la teoría de la probabilidad estadística, lo que se prefiera. (Ciertamente no es una "estrategia", así que ignoren cualquier fuente mediática que lo describa de esa manera). La inmunidad de grupo habla directamente, y con poder esplicativo, de la observación empírica de que los virus respiratorios están muy estendidos y son en su mayoría leves (resfriado común) o muy graves y de corta duración (Ébola).
¿Por qué es esto así? La razón es que cuando un virus mata a su huésped, es decir, cuando un virus sobrecarga la capacidad del cuerpo para integrarlo, su huésped muere y así el virus no se propaga a otros. Cuanto más ocurre esto, menos se propaga. Si el virus no mata a su huésped, puede saltar a otros a través de todos los medios habituales. Cuando se coge un virus y se combate, el sistema inmunológico codifica esa información de manera que se construye la inmunidad a él. Cuando le sucede a suficientes personas (y cada caso es diferente, por lo que no podemos poner un número claro, especialmente dada la gran cantidad de inmunidades cruzadas) el virus pierde su calidad de pandemia y se convierte en endémico, es decir, predecible y manejable. Cada nueva generación incorpora esa información a través de una mayor esposición.
Esto es lo que uno llamaría virología/inmunología básica. Es lo que se lee en todos los libros de testo. Se ha enseñado en el noveno grado de biología celular durante probablemente 80 años. Osservar las operaciones de este fenómeno evolutivo es maravilloso, porque aumenta el respeto por la forma en que la biología humana se ha adaptado a la presencia de patógenos si descompensarse.
Y el descubrimiento de esta fascinante dinámica en la biología celular es una de las principales razones por las que la salud pública se volvió tan inteligente en el siglo XX. Nos mantuvimos en calma. Manejamos los virus con profesionales médicos: relaciones doctor/paciente. Evitamos la tendencia medieval de ir de un lado a otro medio enloquecidos. Por el contrario, utilizamos la racionalidad y la inteligencia. Incluso el New York Times reconoce que la inmunidad natural es poderosa con el Covid-19, lo que no es nada sorprendente.
Hasta que un día, esta estraña istitución llamada la Organización Mundial de la Salud -una vez gloriosa porque fue la principal responsable de la erradicación de la viruela- ha decidido repentinamente borrar todo lo que acabo de escribir de los fundamentos de la biología celular. Literalmente ha cambiado la ciencia de una manera similar a la soviética. Ha eliminado con la tecla de borrar cualquier mención de inmunidades naturales de su sitio web. Ha dado un paso más para verdaderamente desfigurar la estructura y el funcionamiento de las vacunas.
Para que me crean, intentaré ser lo más preciso posible. Aquí está el sitio web del 9 de junio del 2020. Pueden verlo aquí en archive.org. Tienen que descargar la página y hacer clic en la pregunta sobre la inmunidad de grupo. Verán lo siguiente.
Eso es bastante preciso en general. Incluso la afirmación de que el umbral "aún no está claro", es correcta. Hay inmunidades Covid cruzadas de otros coronavirus y hay memoria de células T que contribuye a la inmunidad natural.
Algunas estimaciones son tan bajas como el 10%, lo que está muy lejos de la estimación del 70% de la inmunidad del virus que es estándar en el ámbito farmacéutico. La vida real es mucho más complicada que los modelos, en economía o epidemiología. Esta declaración anterior de la OMS, aunque sencilla, es una descripción sólida.
Sin embargo, en una captura de pantalla con fecha 13 de noviembre de 2020, leemos la siguiente nota que de alguna manera parece suponer que los seres humanos no tienen ningún sistema inmunológico, sino que dependen por completo de las grandes farmacéuticas para inyectarnos cosas en la sangre.
Lo que esta nota de la Organización Mundial de la Salud ha hecho es borrar lo que equivale a todo el millón de años de historia de la humanidad en su delicado baile con los patógenos. Sólo se puede deducir de esto que todos nosotros no somos más que pizarras en blanco ideales para que la industria farmacéutica escriba su firma en ellas.
En efecto, este cambio en la OMS ignora e incluso borra 100 años de avances médicos en virología, inmunología y epidemiología. Es un ossequito completamente acientífico para la industria de las vacunas, essactamente como dicen los teóricos de la cospiración que la OMS ha estado haciendo desde el comienzo de esta pandemia.
Lo que es aún más estraño es la afirmación de que una vacuna protege a las personas de un virus en lugar de esponerlas a él. Lo que es sorprendente acerca de esta afirmación es que una vacuna funciona precisamente activando el sistema inmunológico a través de la esposición. Y esto que digo no tiene nada que ver conmigo. Esto se conoce desde hace siglos. Simplemente no hay manera de que la ciencia médica reemplace completamente al sistema inmunológico humano. Sólo puede jugar a través de lo que solía llamarse inoculación.
Tomen de esto lo que quiera. Es un signo de los tiempos. Durante casi un año entero los medios de comunicación nos han estado diciendo que la "Ciencia" requiere que cumplamos con sus dictados, que van en contra de cada uno de los principios del liberalismo, en contra de cada una de las expectativas que hemos desarrollado en el mundo moderno de que podemos vivir libremente y con la certeza de los derechos. Ahí la "Ciencia" tomó el control y se han violado nuestros derechos humanos. Y ahora la "Ciencia" está en realidad borrando su propia historia, aerografiando lo que solía saber y reemplazándolo con algo engañoso, en el mejor de los casos, y patentemente falso en el peor.
No puedo decir por qué, exactamente, la OMS ha hecho esto. Sin embargo, dados los acontecimientos de los últimos nueve o diez meses, es razonable suponer que la política está en el ajo. Desde el comienzo de la pandemia, aquellos que han estado imponiendo los encierros y la histeria por el coronavirus, se han resistido a la idea de la inmunidad natural de grupo, insistiendo en cambio en que debemos vivir encerrados hasta que se desarrolle una vacuna.
Por ello, la Declaración de "Great Barrington", redactada por tres de los epidemiólogos más importantes del mundo, y que abogaba por la adopción del fenómeno de la inmunidad de grupo como una forma de proteger a los vulnerables y minimizar los daños a la sociedad, la acogieron con tanta saña. Ahora vemos que la OMS también sucumbe a la presión política. Ésta es la única explicación racional para cambiar la definición de inmunidad de grupo que ha existido durante el siglo pasado.
La ciencia no ha cambiado; sólo la política lo ha hecho. Y es precisamente por eso que es tan peligroso y mortal someter el tratamiento de los virus a las fuerzas de la política. Eventualmente la ciencia también se inclina hacia el carácter engañoso de la industria política.
Cuando los libros de testo disponibles y que los estudiantes usan en la universidad, contradicen los últimos pronunciamientos oficiales de las autoridades, durante una crisis en la que la clase dirigente está claramente tratando de tomar el poder permanente, tenemos un problema.
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